Contar con los servicios de un despacho de abogados ágil y prestigioso como el de Miguel Durán es un requisito imprescindible si se vive en una ciudad como Madrid; que si bien es de las capitales más seguras de Europa –la segunda, por detrás de Copenhage-, es en cambio la cuarta provincia de España en la tasa de delitos y faltas registrados por persona. Un índice que, en el primer trimestre de 2014, se situaba en 57,4 por cada 1.000 personas, de acuerdo con datos del Ministerio del Interior. Es decir, por encima de los 45,1 por cada 1.000 personas que entonces marcaba la media española, solo por detrás de las Islas Baleares, Ceuta y Barcelona.
Una situación de criminalidad que perdura aunque, según las estadísticas, tiende paulatinamente a la baja. En este sentido, el ratio de delincuencia que afectó a la capital española en 2014, con casi 68 denuncias por cada millar de habitantes, fue la más reducida de los últimos 12 años, prolongando un descenso que se observa desde hace ya 3 años y que se manifiesta en una caída del 27 % en la tasa de delitos y faltas respecto a la del año 2013. La responsabilidad de la bajada, en buena medida, se debe al descenso del 3,4 % en las infracciones penales leves, las faltas. Menos es, en cambio, la caída de los delitos, que aun así supera los dos puntos. Sin embargo, cabe celebrar el liderazgo de los homicidios consumados en la tabla de descensos más elevados según tipologías, con un 22 % menos que en 2013. Por otro lado, el aspecto triste que oculta la cifra es que el enemigo está en casa: más del 40 % de los homicidios en Madrid se catalogaron como violencia machista o en el ámbito familiar. En segundo puesto le siguen los robos perpetrados en el interior de automóviles, con un 16,4 %, y en tercero los atracos, con un 13,4 %. En la lista negra de los delitos en aumento, destacan los robos en el interior de las viviendas, que se refieren tanto a situaciones en las que los inquilinos se encontraban en su interior como en las que no. Aquellos en los que se empleó fuerza, suben en concreto un 3,5 %.
Dentro de una mirada social, los datos expuestos por la Comunidad de Madrid indican que el número de manifestaciones celebradas en 2014 caen un 30 % en comparación con el curso anterior, prácticamente todas ellas de carácter pacífico. La principal causa es la aplicación del nuevo modelo de seguridad, mucho más restrictivo con este tipo de actos, puesto en marcha por la Delegación del Gobierno desde 2011 y que venía a restringir las frecuentes manifestaciones públicas de los últimos años con una combinación de prevención policial, participación ciudadana y colaboración institucional. Esta reducción no esconde el crispado clima político que domina la capital: en 2014 se duplicó el número de detenidos de extrema derecha y extrema izquierda hasta alcanzar los 333. En conjunto, los ciudadanos arrestados por estos delitos de ideología suman 706 en los últimos tres años.
Si nos atenemos a la distribución geográfica, el barrio más favorecido por este descenso en la tasa de faltas y delitos es el de Chamartín, que roza el 6 % de bajada. Unas estadísticas positivas que comparte en general la zona centro de la capital, clave en las relaciones profesionales y en el turismo de la metrópolis madrileña y escaparate de España al mundo, vulnerable por su populosidad y por la mezcla de gentes que se produce a diario en sus calles. Aquí, la rebaja del índice de criminalidad ronda el 5 %. Es una situación similar, por su papel de cara oficial hacia el exterior y por la confusión que propicia su naturaleza de punto de tránsito y encuentro, a la del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas, que asimismo ha visto desaparecer los delitos dentro de su espacio en un 4 %. En lo concerniente a otro de los grandes medios de desplazamiento de Madrid, el metro, los delitos y faltas se redujeron en más de dos millares. O lo que es lo mismo, en un 17 %. Por el contrario, escenarios como Arganzuela y Tetuán aportan la nota negativa al conjunto con subidas del 1,7 % y el 2,3 %, respectivamente.
En relación con estos datos, Ana Botella, alcaldesa de Madrid, expuso en sus conclusiones que 8 de cada 10 madrileños se siente seguro de vivir en la capital, en una sensación que alude tanto a la seguridad contra el crimen como a la seguridad vial, campo donde se redujo notablemente el número de víctimas mortales “Se ha pasado de 104 víctimas mortales en el año 2000 a 24 durante el año pasado. También se han reducido los atropellos al pasar de 18 a 10”, precisó Botella.