Una década de casados no se celebra todos los días. Y más en los días que corren, donde los divorcios y las separaciones están a la orden del día. Así que cuando estaba a punto de cumplir 10 años de matrimonio con mi mujer decidí hacer un regalo por todo lo alto. ¿Y qué hice? Pues acudir a Madrid, allí dicen que hay de todo y muchas zonas de venta, así que comenté a mi mujer que me iba a carrera que había en el Jarama, sabe que soy muy aficionado, y me dispuse a recorrer las grandes calles de la capital.
Definitivamente, como diría Paco Martínez Soria, “la ciudad no es para mí”. Me encontraba muy perdido y por supuesto los precios eran de otra galaxia. Como es lógico comencé por Gran Vía. La que durante muchos años estuvo llena de cines, y ahora ya no queda nada, se divide en tres tramos: el que se extiende desde la calle Alcalá hasta la Red de San Luis, el que continúa desde este punto hasta la plaza de Callao y, por último, el que finaliza en la Plaza España. En sus múltiples joyerías no encontré nada de mí gusto y claro, lo que era, no era del gusto de mi cuenta corriente. Eso sí, lo que no faltan son cafeterías y bares, fue el primer lugar en reponer fuerzas con una buena comida.
Mi siguiente plan en el mapa era el barrio de Salamanca, pero al comprobar lo que había en Gran Vía, ya ni me molesté. Esta zona es la de más lujo de la capital, por algo se la conoce como la Milla de Oro.
El paraíso de lo desconocido
Así que acabé en en El Rastro, un mercado callejero al aire libre que se celebra los domingos y festivos en la calle Ribera de Curtidores y aledañas. Aquí puedes encontrar todo tipo de mercancías de todo tipo, objetos curiosos, anticuarios…La verdad es que era lo que más se amoldaba a mí bolsillo. A punto estuve de comprar alguna cosilla, pero era demasiado grande como para traerlo en el coche. Y es que se pueden encontrar muebles vintage, objetos curiosos o de colección, venta de segunda mano, libros antiguos, componentes electrónicos, ropa, complementos… y prácticamente todo lo que se te ocurra, en definitiva, artículos difíciles de encontrar en las tiendas habituales. Pero nada, mi gozo en un pozo. Así que me volví con las mismas.
Finalmente Madrid me decepcionó y no encontré ningún regalo para conmemorar mis 10 años de matrimonio, así que decidí ir a lo seguro. Entré en la web de Momjoyas y compré una pulsera de plata para mujer que es una delicia. Su cara cuando lo vio lo decía todo. Mientras a ella se le escapaba una lágrima, yo pensaba en aquel día en Madrid, en el que casi me desespero por no encontrar nada.
La verdad es que las zonas comerciales de la capital están muy chulas, pero son muy poco adaptadas al bolsillo. Es cierto que me quedan muchas por recorrer como por ejemplo Chueca o Lavapies, pero bueno, eso ya lo dejaremos para dentro de otros 10 años. Eso sí, recomiendo mucho una ruta al aire libre, lejos de las tiendas.