El centro de trabajo se ha convertido en una pieza fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de una empresa y de cada uno de sus empleados. Que todo el mundo se sienta cómodo y disponga del espacio suficiente es clave para que cada una de las piezas que componen la organización sea eficiente. Lo contrario ya se concibe como un auténtico suicidio empresarial y de ahí la apuesta, cada vez más firme, que las empresas dedican a la mejoría de sus instalaciones.
Las entidades madrileñas han dedicado mucho esfuerzo (entre el cual se encuentra, por supuesto, un importante esfuerzo económico) a mejorar sus instalaciones. No son pocos los casos de empresas que, incluso, han decidido cambiar de sede para llevar a efecto una mejoría en la comodidad de sus empleados. Pero lo cierto es que la sensación a la hora de acometer esa mudanza es de verdadero hastío. Desplazarlo todo de un lado a otro implica pérdidas de dinero y, sobre todo, de tiempo. Por eso, elegir un lugar ideal en primera instancia ha ganado importancia en los últimos años.
Pero en Madrid eso es cada vez más complicado. La situación de alguna de las empresas más destacadas de la capital, que son aquellas que pueden permitirse abordar el alquiler de unas oficinas en las que prima la modernidad, el glamour y la comodidad más absoluta, contrasta con la situación de otras empresas que ven una situación como tal muy lejana, teniéndose que conformar con instalaciones mucho más precarias y que no encuentran mejoría en otras localizaciones de la ciudad.
En Madrid existen a día de hoy un buen número de edificios considerados como ‘antiguos’. El problema que tiene la ciudad en la actualidad no es que esos edificios tengan una edad superior a la del resto, sino que dos de cada cinco de ellos no pasarían una inspección técnica, lo cual indica la falta de apoyo que muchas instituciones públicas han demostrado en los últimos tiempos y que no sólo afecta a las empresas de la capital, sino también a muchos miles de propietarios.
Barcelona, un ejemplo a seguir para la capital de España
Madrid necesita un modelo a seguir, una ciudad que se convierta en su referencia a la hora de abordar temas tan importantes y necesarios como el que se ha descrito en los párrafos anteriores. Ese es el modo más eficaz para hacer posible la transformación de una ciudad de la que no todo son grandes y modernos edificios, por mucho que las fotografías y la televisión revelen una realidad completamente distinta.
Barcelona es, sin lugar a dudas, la mejor alternativa para convertirse en ese ejemplo que la capital de España necesita. La Ciudad Condal ha comenzado a convertirse en una referencia no sólo para Madrid, sino también para el resto del país, desde que albergara los Juegos Olímpicos de Verano en 1992, un acontecimiento que transformó de un modo radical la ciudad.
No en vano, Barcelona ha sabido transformar su industria, sus instalaciones públicas y también sus edificios. Es por ello por lo que, en la actualidad, la Ciudad Condal se ha convertido en una urbe inmejorable en la que instalar la sede social de una empresa dedicada a cualquier tipo de sector o industria. Las instalaciones de las que disfrutan muchas de estas organizaciones distan mucho de encontrarse en el estado de las que se encuentran muchas en Madrid. Son mucho más modernas, están mejor cuidadas y son bastante más jóvenes. Argumentos más que de sobra para querer trabajar en espacios así.
Empresas como Cacplus tratan de dar a conocer todas las ventajas de esas instalaciones de las que adolece Madrid y que están a la orden del día en Barcelona: instalaciones ideales para trabajar con comodidad, con seguridad y con el espacio suficiente como para hacer posible que aspectos como el agobio o el estrés desaparezcan para siempre de la tónica habitual de las organizaciones.
Gracias a una entidad como Cacplus, muchas de las entidades que actualmente desarrollan su actividad en la Ciudad Condal han encontrado oficinas y despachos idílicos. Lo han hecho, además, en un espacio de la ciudad que es perfecto para promocionarse: la Rambla de Cataluña, un lugar por el que transitan, cada día, miles y miles de barceloneses.
Madrid es una ciudad estupenda en la que vivir y en la que trabajar. Pero todavía necesita un impulso más para terminar de convertirse en un espacio total y perfecto. Para ello, la mejor alternativa consiste en aprender de su entorno más cercano. Y Barcelona es un ejemplo perfecto sobre el que seguir mejorando.