Lo que hemos vivido con el confinamiento nos ha cambiado nuestra forma de vida. Ya no pensamos igual. Hemos modificado nuestros hábitos cuando vamos a trabajar, cuando vamos al supermercado o cuando tenemos relaciones sociales. Por eso, son muchos los que ya se han interesado por cambiar de residencia. Parece ser que el vivir en el centro de Madrid, en todo el meollo se ha convertido en un lastre.
Los datos dicen que la pandemia del COVID-19 no ha sido tan dura en las zonas rurales como en las urbanas. Los pueblos han sido los primeros que han logrado salir del confinamiento. Sus bares, sus tiendas y sus habitantes han podido ser ‘libres’ antes que los ciudadanos capitalinos. Esa que denominan ‘España vaciada’ se ha convertido en la mejor zona de España para vivir. De ahí que muchas empresas de construcciones ya estén recibiendo pedidos para construir hogares rurales.
La verdad es que no nos hemos empeñado en vivir en las ciudades, pero es cierto que el sistema nos ha conducido a ello, y así, asistimos a uno de esos cambios profundos de la historia, que serán traumáticos, pero que a medio y largo plazo llenarán nuestros pueblos. Ojalá sea así, porque será una de las noticias buenas que habremos sacado de todo esto. Así es como las páginas de inmobiliarias están notando un aumento en las búsquedas de casas con jardín, terraza e incluso mucha gente se plantea la posibilidad de trasladarse a pueblos cercanos a las ciudades.
Muchas personas se han dado cuenta de que si las cosas se tuercen, la vida en un piso en una ciudad está muy limitada. Y eso que no nos han faltado los suministros esenciales, como pueden ser la electricidad o gas. Ahora mismo lo de recuperar “la casa de los abuelos en el pueblo” o comprar una casa en un pueblo es una opción que empieza a verse como atractiva. Seguramente, no tardará en percibirse como necesaria, y más adelante como prioritaria.
El covid-19 ha sido la circunstancia, hubiera podido ser cualquier otro detonante en estos próximos años de una sucesión de cambios que van a transformar profundamente nuestra forma de vivir. Por lo tanto, sí, esto va a ser un antes y un después y que el interés no va a ser pasajero.
Pueblos de Madrid donde vivir
Los pueblos de la Sierra Norte de Madrid son los que mejor han resistido al Covid-19 y que han estado libres de virus durante estos casi tres meses de infiernos. Algunas zonas que te recomendamos son
- Alameda del Valle
- Pinilla del Valle
- La Acebeda
- Gascones
- Robregordo
- Horcajuelo
- Madarcos
- Piñuécar-Gandullas
- La Serna del Monte
- Prádena del Rincón
- Puebla de la Sierra
- El Atazar
- Valdepiélagos
Una casa prefabricada de hormigón en el pueblo
Mi recomendación es la de la construcción de una vivienda de hormigón en el pueblo. Las casas prefabricadas de hormigón son maravillosas. Es mucho más económica que una convencional. Además, ofrece una serie de ventajas que difícilmente podría proporcionar cualquier otro tipo de vivienda. Por ejemplo son personalizables y pueden emplazarse en cualquier tipo de parcela -siempre y cuando el estudio de la misma sea favorable- desde la ciudad hasta un entorno rural. ¿Has pensado ya en mudarte?
Cada una de ellas responde a un estilo específico, pero sin duda todas se caracterizan por su elegancia y sus diseños limpios y diáfanos, nos explican desde Prefabricados Eiros, que es una empresa especializada en la fabricación y distribución de elementos prefabricados de hormigón para edificación, obra pública y urbanismo.
En muy poco tiempo
Además existe otra ventaja que cabe destacar. Y es que aumenta el espacio habitable y la calidad espacial de tu casa. Rompe con el concepto de casa modular basada en «contenedores». El tiempo de fabricación de una vivienda suele ser de aproximadamente seis meses. “Las estructuras de la vivienda se montan en 10 días. La construcción final llave en mano nos lleva alrededor de seis meses, dos veces más rápido que la construcción tradicional”, expone el directivo.
No es que nos hayamos empeñado en vivir en las ciudades, sino que eso ha sido condición imprescindible y necesaria para el funcionamiento del sistema. Está claro que apostar por nuestros pueblos es una opción más que necesaria. Si hablamos como personas o como sociedad. Lo que hay que hacer es arreglar la casa del pueblo o irse a vivir al pueblo.
Sin duda, el Covid-19 ha sido el detonante de unos cambios que van a transformar nuestra forma de vivir. Ahora es el momento de aprovechar lo bueno que nos ofrece. El irse a vivir a una zona rural es algo de ello.