Toca cambiar las ventanas de la vivienda. Sea por reformas, por renovar las mismas debido al deterioro o porque, sencillamente queremos poner las mejores ventanas del mercado. La cuestión es que se trata de un elemento que ofrece cada vez más opciones y posibilidades. Tanto a nivel de materiales como en aspectos de diseño, las ventanas, se han convertido en uno de los elementos que más se tienen en cuenta en las viviendas. ¿Por qué? No solo porque permitan la entrada de luz y aire, también son elementos que permiten que los hogares sean más sostenibles y fáciles de climatizar, debido al aislamiento que proporcionan. Siempre que se haga la elección adecuada.
Como decimos, el campo de las ventanas ha sido convenientemente sembrado y ha dado sus frutos. Tenemos a nuestra disposición ventanas de toda la vida y de última generación. En función del presupuesto, podemos optar por ventanas con mayores prestaciones y a razón de nuestras preferencias, existen opciones de lo más singulares.
Es muy frecuente en los últimos tiempos encontrarse con ventanas de PVC ganando terrenos a las de aluminio que, en sus tiempos, tuvieron una excelente acogida. No obstante, cada tipo de material y modelo de ventana, ofrece unas prestaciones, sobre las que hemos hablado con los expertos en ventanas de PVC de Crear Sur. Nada mejor que conocer a fondo lo necesario sobre una cuestión para poder hacer la elección correcta. En este particular, hablamos de ventanas y de cómo encontrar aquella que se adapte más a cada circunstancia particular y, por tanto, se convierta en la ventana perfecta.
A continuación hablaremos de aquellos puntos, considerados como los más importantes para la elección, como el tipo de material, estilo, diseño o color.
Más de un perfil
Uno de los primeros aspectos que hay que tener en cuenta, puesto que es la base de la elección, es el tipo de perfil que vamos a colocar. El perfil es el marco de la ventana y se fabrican, por lo general en tres materiales principales.
El aluminio es uno de los más utilizados y con mayor demanda. Este material es, como todos sabemos, un metal que se caracteriza por su ligereza, resistencia y por ser buen conductor. Se utiliza mucho en carpintería debido a su durabilidad y resistencia. Entre sus ventajas, destacan precisamente estas características, además de que se trata de un material resistente a la corrosión y no requiere demasiado mantenimiento. Lo ideal es que el perfil de aluminio cuente con rotura del puente térmico.
La madera es otro de los materiales por excelencia en la fabricación de perfiles para ventanas. En este caso estamos ante un elemento natural, caracterizado por su estética, durabilidad y acabado clásico y atemporal. Este perfil concede un toque de calidez, proporcionando un ambiente acogedor. Sus ventajas son el aislamiento que proporciona, la sostenibilidad y su durabilidad siempre que se realice el mantenimiento adecuado.
Por último, el PVC cada vez más habitual en carpintería. Este PVC se obtiene mediante un proceso químico denominado como polimerización, del cual se obtiene el plástico que se utiliza para infinidad de artículos. Este material ofrece un elevado nivel de aislamiento, impide el flujo de calor o frio, es cien por cien reciclable y su mantenimiento, es muy bajo.
Sabidos los materiales disponibles, pasamos a otro tipo de cuestión como el tipo de apertura de la ventana. Resulta esencial conocer los distintos tipos de apertura o cierre disponibles, puesto que cada uno de ellos, posee unas características únicas que se adaptan a cada necesidad y espacio.
Por empezar por alguno, empezamos por el pivotante o basculante. Este tipo de apertura, se caracteriza por tener un sistema cuyo eje central, permite su inclinación. La ventana gira, lo que permite una ventilación regulada sin necesitar mucho espacio, por lo que se utiliza mucho en el tejado.
Podemos encontrar también ventanas abatibles u oscilantes. En este caso, cuentan con un eje horizontal que permite la inclinación hacia el interior de la parte superior de la ventana. Adecuadas para espacios pequeños que requieren ventilación como los cuartos de baño o el garaje.
Las más comunes son las consideradas como practicables o batientes, como la mayoría de las puertas, cuentan con un eje de apertura lateral. La ventana dispone de herrajes a los costados que permiten que se realice la maniobra, por lo que son las más adecuadas para la vida cotidiana. Suelen ser de una o dos hojas.
Otra de las alternativas, son las ventanas oscilobatientes que cuentan con dos sistemas de apertura en uno: practicable y oscilante. Pueden por lo tanto, abrirse de forma lateral u horizontal, lo que constituye una opción mucho más versátil.
No pueden faltar en la lista las ventanas correderas, aquellas que cuentan con rieles que permiten que las hojas se abran lateralmente, deslizándose de un lado a otro. Son muy recomendables para estancias en las que la apertura practicable no es factible.
Podemos optar por ventanas plegables, con varias hojas que, al abrirse se pliegan sobre si, uniéndose unas con otras en forma de acordeón. Este tipo de ventanas son las más adecuadas para los espacios amplios en los que es necesaria una buena iluminación y conexión con el exterior.
Por último, encontramos las ventanas fijas que carecen de sistema de apertura. Adecuadas para espacios que necesitan iluminación pero no ventilación. Suelen utilizarse como complemento lateral de alguna ventana de otra tipología.
Tipos de acristalamiento y aislamiento
Tan importante como el perfil y el tipo de apertura es el aspecto del vidrio. En lo que a ventanas respecta, la elección del vidrio es esencial puesto que cumple diversas funciones. Dependiendo del número de capas o a razón de alguna característica, encontramos los siguientes tipos.
Simple, doble o triple. Esta clasificación, hace referencia al número de vidrios que componen la ventana. Siendo el simple aquel que cuenta con una sola hoja de cristal, el doble con dos y el triple, con tres. En la actualidad, el simple es muy poco habitual, puesto que la normativa europea sobre ahorro y eficiencia energética no lo contemplan. Siendo el doble o triple el más común, porque ayuda a reducir el consumo energético debido al aislamiento que proporciona.
Existe otra manera de clasificar las ventanas, en este caso, hablamos de estándar, bajo emisivo, control solar, acústico y templado o de seguridad. Estas denominaciones atienden a sus propiedades. El primero se trata de un vidrio simple, carente de prestaciones. El bajo emisivo, uno de los más utilizados, cuenta con un tratamiento que evita el paso de la temperatura. En tanto que el de control solar, refleja la energía solar ayudando a evitar que entre en la vivienda. Los cristales acústicos, reducen el sonido procedente del exterior y, el de seguridad o templado, cuenta con una o varias capas de otro material para reforzarlo.
En lo que respecta al aislamiento que proporciona una ventana, en función del perfil elegido, o si cuenta con rotura del puente térmico, el tipo de vidrio y demás, podemos encontrar ventanas con mayor capacidad de aislamiento en los siguientes aspectos.
Aislamiento térmico. El coeficiente denominado “U”, indica el rendimiento, de este deriva el Uw y el Ug. Siendo el Ug el coeficiente térmico del vidrio solo y el Uw el de la ventana en su conjunto, es decir carpintería y acristalamiento. La elección del rendimiento y la eficiencia energética irá en función del material de la carpintería o sus complementos, como puede ser la rotura del puente térmico o el relleno de poliuretano.
El aislamiento acústico, hace referencia a la capacidad con la cuenta la ventana a la hora de aislar o reducir los sonidos procedentes del exterior. Este tipo de aislamiento se mide en decibelios y, a mayor número, mejor rendimiento. Las prestaciones en este sentido, van en función del tipo de perfil, los vidrios, el material y las persianas.
En cuanto a la permeabilidad del aire, la estanqueidad al agua y la resistencia al viento, se consideran indicadores técnicos que miden las prestaciones que ofrece una ventana. La permeabilidad nos indica la cantidad de aire que puede filtrarse por la carpintería cuando está cerrada. La estanqueidad, indica la resistencia de la cantidad de agua que puede pasar. Por último, la resistencia indica que es posible medir la presión del viento y analizar su resistencia.
Para concluir, mencionar que existen varios tipos de instalaciones de ventanas. Entre los más comunes, encontramos la obra nueva y la instalación en renovación. La primera de ellas, consiste en poner la ventana al mismo tiempo que se realiza la construcción, es decir, se instala sin que haya marco existente y se realiza dentro del espesor de la pared. En cuanto al segundo tipo, puesto que se trata de una renovación o rehabilitación, se sustituye una ventana en el marco de la antigua.
En resumen, para elegir la mejor ventana para cada ocasión, hay que tener en cuenta aspectos tales como el material, el tipo de apertura, el acristalamiento, la forma, su composición y el tipo de obra que más se adapte a las necesidades y gustos particulares. En cualquier caso, consultar con los profesionales del sector, es la mejor manera de tomar la decisión más acertada.