Si alguna vez te han sangrado las encías o te han dolido, al cepillarte los dientes o incluso sin motivo aparente, seguro que te quedaste con la duda de si eso era normal.
La mayoría de personas lo deja pasar, pensando que no es nada grave, que desaparecerá solo o que se debe a un mal cepillado. El problema es que no siempre es algo tan simple.
¿Cuándo preocuparte por el sangrado ocasional?
Puede que alguna vez te hayas cepillado los dientes y hayas visto un poco de sangre en el lavabo. Si solo pasó una vez y no volvió a repetirse, probablemente no sea algo grave. Puede deberse a un cepillado demasiado agresivo o incluso al uso de un hilo dental nuevo al que todavía no estás acostumbrado.
El problema es cuando ese sangrado se convierte en algo que te sucede casi a diario. Si cada vez que te lavas los dientes aparece sangre, eso ya no es normal. Es lo mismo que con el dolor: no tiene por qué ser insoportable para que le prestes atención. Incluso una molestia leve, si es constante, merece que la revisen.
¿Puede el sangrado de encías ser solo un síntoma pasajero?
No, el sangrado de encías nunca es completamente normal ni pasajero y siempre debe ser motivo de consulta al dentista, ya que puede indicar gingivitis, acumulación de placa, deficiencias de vitaminas, problemas de coagulación, o incluso enfermedades más graves como la leucemia o la diabetes.
Hay veces en las que el sangrado aparece y desaparece en pocos días, y eso puede confundirte. Puede ser, por ejemplo, que te hayas cepillado con un cepillo demasiado duro, que estés usando mal el hilo dental o incluso que tengas una pequeña herida en la encía por haber comido algo puntiagudo como una corteza de pan o una semilla. En esos casos, el sangrado suele ser puntual y desaparece cuando la encía cicatriza.
Pero si ya han pasado más de dos semanas y sigues notando manchas de sangre en el cepillo o al enjuagarte, la causa ya no es tan normal: acude al dentista, aunque no tengas dolor.
Lo más común es que se trate de una gingivitis en sus primeras fases, que aún puede revertirse. Si esperas demasiado, el problema se convierte en crónico y el tratamiento se complica.
Por eso conviene no confiarse: un sangrado constante nunca debe verse como algo normal.
La inflamación como primer aviso
Las encías inflamadas son uno de los primeros signos de que hay un problema en marcha. Se ponen rojas, se hinchan y a veces duelen al masticar. Esto suele ser el inicio de lo que se llama gingivitis, una inflamación causada en la mayoría de los casos por la acumulación de placa bacteriana.
La buena noticia es que la gingivitis, si se detecta a tiempo, puede tratarse fácilmente con una limpieza dental profesional y unos hábitos de higiene correctos en casa. El peligro viene cuando no se hace nada y la inflamación sigue avanzando.
Lo que dicen los expertos sobre la enfermedad de las encías
Algunas clínicas dentales llevan años explicando la importancia de no dejar pasar los síntomas iniciales. En Mesiodens, clínica dental especializada en odontología integral, explican que la gingivitis y periodontitis es un tipo de enfermedad de las encías que afecta a los tejidos alrededor de los dientes. Es la causa principal de pérdida de piezas dentales en los adultos, por este motivo es de vital importancia conocer las causas que la producen con el fin de prevenirla o tratarla precozmente.
Por lo tanto, una simple inflamación, si no se controla, puede ocasionar la pérdida de dientes.
De la gingivitis a la periodontitis
La gingivitis es reversible si se trata a tiempo, pero si se deja avanzar se convierte en periodontitis. Aquí ya no hablamos solo de encías inflamadas, sino de un daño más profundo en los tejidos que sostienen los dientes.
La periodontitis provoca que el hueso que sujeta los dientes empiece a perderse, y cuando eso ocurre las piezas dentales se aflojan. No se trata solo de estética: un diente que se mueve demasiado acaba perdiéndose, y eso cambia por completo la manera en la que muerdes y masticas.
Lo peor es que la periodontitis no siempre duele mucho. A veces el único aviso es el sangrado, y cuando ya aparece la movilidad dental el daño suele ser más difícil de revertir.
Infecciones más serias que pueden esconderse detrás
Además de la gingivitis y la periodontitis, existen otros problemas que pueden dar la cara con sangrado o dolor en las encías.
- Abscesos dentales: una infección localizada que puede producir dolor intenso, inflamación visible y, en algunos casos, fiebre.
- Úlceras bucales: aunque son comunes y en la mayoría de los casos desaparecen solas, si se repiten demasiado pueden indicar otra condición que merece revisión.
- Traumatismos: un golpe en la boca puede dañar no solo el diente, sino también las encías, causando dolor y sangrado.
Aunque estos casos son menos frecuentes que la gingivitis o la periodontitis, no deben pasarse por alto.
Los factores de riesgo que lo complican todo
No todo el mundo tiene las mismas probabilidades de sufrir problemas en las encías. Algunos hábitos y condiciones aumentan el riesgo:
- Fumar es uno de los factores más perjudiciales. Las encías de un fumador sangran menos, lo que oculta el problema hasta que ya está muy avanzado.
- La diabetes también está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad periodontal.
- El estrés, los cambios hormonales o incluso ciertos medicamentos pueden favorecer la inflamación de las encías.
Saber esto es importante porque te ayuda a entender por qué debes ser más cuidadoso si estás dentro de alguno de estos grupos.
El papel de la higiene diaria
Cepillarse los dientes después de cada comida y usar hilo dental a diario son costumbres básicas que evitan la acumulación de placa. Pero, aunque lo hagas bien, la placa se endurece con el tiempo y se convierte en sarro, que ya no se quita en casa.
Las limpiezas profesionales son muy importantes, no por verse bien, sino de salud. El sarro es el que va dañando poco a poco las encías y abre la puerta a las infecciones.
El momento adecuado para ir al dentista
Si tienes dolor o sangrado frecuente, ya deberías pedir cita. No hace falta esperar a que el dolor sea insoportable ni a que la encía se ponga de un rojo intenso. Cuanto antes vayas, más sencillo será el tratamiento.
Además, las revisiones periódicas permiten detectar problemas cuando todavía son pequeños. Muchas veces el dentista encuentra signos de enfermedad en personas que no notaban nada especial, y eso es lo que les salva de llegar a una situación más complicada.
Cómo preparar tu primera visita al dentista si tienes sangrado o dolor
Ir al dentista por primera vez por un tema de encías puede ponerte nervioso, sobre todo si nunca te han hecho una revisión completa. Lo ideal es que, antes de la cita, anotes cuándo empezaste a notar el dolor o el sangrado y con qué frecuencia aparece. Esa información ayuda mucho al especialista para entender el problema.
También conviene que seas sincero sobre tus hábitos: si fumas, si te cepillas solo una vez al día, si usas o no hilo dental… Estos detalles, que parecen pequeños, marcan la diferencia en el diagnóstico. No se trata de que te juzguen, sino de que el dentista tenga todos los datos para darte el mejor consejo.
Durante la visita, lo normal es que revisen tus encías con una pequeña sonda y, si lo ven necesario, hagan radiografías para comprobar si el hueso está afectado. Puede que incluso te recomienden una limpieza profunda. Es un proceso sencillo, pero muy efectivo para frenar la inflamación y evitar que avance hacia algo más serio.
Una inversión en salud a largo plazo
Puede que pienses que ir al dentista solo cuando tienes una urgencia es suficiente, pero lo cierto es que la prevención siempre sale más barata y menos dolorosa que el tratamiento.
Un empaste temprano evita una endodoncia, una limpieza evita una periodontitis, y una revisión a tiempo puede ahorrarte la pérdida de un diente.
Cuidar las encías es cuidar todo tu cuerpo
Hoy en día se sabe que la salud de las encías está conectada con la del resto del organismo. La periodontitis, por ejemplo, se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y complicaciones en personas con diabetes.
Esto significa que cuidar tus encías no solo es una cuestión de mantener tus dientes en su sitio, sino de proteger tu salud en general.
Lo que deberías recordar
El dolor o el sangrado de encías no son algo que debas dejar pasar como si nada. Puede ser algo leve, pero también puede ser la señal de que una enfermedad está empezando. Ir al dentista en cuanto notes estos síntomas es la forma más sencilla de evitar complicaciones mayores.
Tu boca es la que te avisa, y si le haces caso a tiempo, probablemente solo necesites un tratamiento sencillo. Si lo ignoras, el problema se complica y puede acabar afectando a tu calidad de vida mucho más de lo que imaginas.